El Daño Antropológico de los Cubanos Causado por la Ideología Fidelista.

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La ideología fidelista dejó una huella profunda en la sociedad cubana, una marca que va más allá de las estructuras políticas y económicas del país.

La ideología fidelista dejó una huella profunda en la sociedad cubana, una marca que va más allá de las estructuras políticas y económicas del país. Durante más de 50 años, el régimen de Fidel Castro impuso una forma de pensar, una visión del mundo que caló hondo en la identidad de millones de cubanos. Incluso hoy, muchos de los que han logrado escapar de la isla y vivir en libertad en otros países, siguen cargando con el peso de esa ideología, un lastre que les cuesta dejar atrás.

El Fidelismo: Una Ideología Impuesta y Absorbida.

Desde que Fidel Castro asumió el poder en 1959, la revolución cubana se construyó sobre una ideología marxista-leninista que buscaba no solo transformar la estructura política y económica del país, sino también reconfigurar la mente de sus ciudadanos. El régimen de Castro utilizó la educación, los medios de comunicación y las instituciones del Estado como herramientas para implantar su visión del mundo, un mundo en el que el socialismo y la figura del comandante eran lo único aceptable.

Los cubanos fueron sometidos a un proceso constante de adoctrinamiento, en el que el pensamiento crítico era considerado un acto de traición. La figura de Fidel Castro fue erigida como un líder casi mesiánico, intocable, y todo aquel que se atreviera a cuestionar su liderazgo o sus ideas era rápidamente silenciado o perseguido. Esta dinámica creó una mentalidad en la que la lealtad al Estado y a su ideología se convirtió en el único camino aceptable.

El Daño Antropológico: Un Legado que Persiste

El daño antropológico causado por la ideología fidelista es profundo y complejo. Los cubanos, incluso aquellos que han abandonado la isla, llevan consigo un conjunto de creencias, valores y comportamientos moldeados por más de medio siglo de adoctrinamiento. A lo largo de los años, la ideología fidelista logró penetrar en lo más profundo del ser, formando una especie de identidad colectiva que, aunque no es explícita, sigue presente en las decisiones, actitudes y relaciones de los cubanos.

Uno de los mayores efectos de este daño antropológico es la dificultad de los cubanos para adaptarse completamente a la libertad que experimentan fuera de Cuba. Aunque algunos han logrado encontrar oportunidades y prosperar en países democráticos, la sombra del fidelismo persiste en su comportamiento. La desconfianza, la mentalidad de «todo es un riesgo», la constante búsqueda de «un líder» o la necesidad de un «guía» son solo algunas de las secuelas de vivir bajo un régimen que alimentó la dependencia y el miedo.

La Libertad y el Fidelismo: Dos Realidades que Conviven.

Para muchos cubanos en el exilio, la libertad adquirida al abandonar la isla es una bendición, pero también un desafío. Si bien físicamente se encuentran en un lugar donde pueden expresarse sin temor a represalias, internamente siguen luchando contra los resquicios de la ideología fidelista. La pregunta que muchos se hacen es: ¿Cómo es posible que, incluso viviendo en libertad, sigan abrazando ciertas formas de pensar que fueron impuestas durante décadas?

Este dilema se explica por el profundo condicionamiento al que estuvieron sometidos. Vivir en un entorno en el que el pensamiento crítico era percibido como peligroso, en el que todo debía ser filtrado a través de la ideología oficial, dejó marcas duraderas. Aún en la libertad, los cubanos a menudo encuentran difícil desprenderse de esa mentalidad y, en ocasiones, inconscientemente replican comportamientos y formas de pensar propias del régimen que tanto daño les hizo.

Rompiendo el Ciclo: El Reto de la Reconciliación Interior

Para liberarse de las cadenas del fidelismo interiorizado, los cubanos deben emprender un arduo proceso de reconciliación con su propia identidad. Es necesario un esfuerzo consciente de desaprender aquellos comportamientos y creencias que les fueron impuestos durante años. Este proceso no es fácil, ya que implica confrontar el miedo, la desconfianza y la dependencia que fueron sembrados en sus mentes desde temprana edad.

Sin embargo, a pesar de las dificultades, hay un camino hacia la curación. La exposición a nuevas ideas, la interacción con culturas democráticas y diversas, y el fortalecimiento del pensamiento crítico son pasos fundamentales para dejar atrás el legado de la ideología fidelista. Los cubanos, tanto dentro como fuera de la isla, deben aprender a abrazar la libertad de pensamiento y expresión, sin miedo a las consecuencias, y dejar de ver la figura de un líder como la única solución a sus problemas.

Conclusión: El  daño ideología fidelista y la larga recuperación.

El daño antropológico causado por la ideología fidelista es real y profundo. Aunque los cubanos puedan haber escapado físicamente de un régimen opresivo, no es tan sencillo desprenderse de los vestigios de esa ideología que forma parte de su ADN cultural y social. La libertad es una conquista que no solo debe ser entendida en términos políticos, sino también como una liberación mental y emocional. Para los cubanos, tanto en la isla como en el exilio, el desafío no solo es vivir en libertad, sino aprender a pensar libremente, sin los grilletes invisibles de un pasado marcado por el fidelismo.

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